EL CARMEN DE VIBORAL
Mujeres decoradoras en el taller Vivoral Cerámica
El Carmen de Viboral, Antioquia
Por
Claudia María Gutiérrez
(CAYA)
RECORRIDO POR EL ORIENTE ANTIOQUEÑO
A mediados de enero del 2024 decidimos emprender un recorrido por el oriente antioqueño con el propósito puntual de conocer y registrar el oficio que se realiza en el territorio de El Carmen de Viboral, como parte de nuestros encuentros presenciales anuales.
Logramos organizarnos para llevar a cabo el viaje las 5 ceramistas que en su momento conformábamos el Colectivo Entre Grietas: Kelly Carvajal, Angela Cadena Gómez, Nataly Pérez y Claudia María Gutiérrez, quienes viajábamos desde Bogotá, y Violeta, quien llegó hasta esta región desde Bucaramanga.
Nuestro punto de encuentro fue una de las pocas casas campestres que conserva su naturaleza silvestre desde que fue construida en una de las lomas de Envigado: la casa/taller de María Clara Villa, reconocida ceramista, quien nos acogió cariñosamente durante 5 días mientras hacíamos nuestros desplazamientos a cada uno de los lugares que visitamos.
EL CARMEN DE VIBORAL:
UNA TRADICIÓN DECORADORA
Torre que preside la plaza principal de El Carmen
Es algo extraña la sensación que produce la llegada al Carmen; a lado y lado de una larga avenida sin atractivo particular, negocios de la más diversa índole dan paso a diferentes talleres pequeños y medianos donde se elaboran vajillas. Las fachadas más vistosas permiten reconocer los talleres de más renombre. A primera vista, el visitante no logra percibir el motor que impulsa la economía del Carmen; sin embargo, al adentrarnos en las calles del pueblo, fuimos poco a poco descubriendo su esencia, partiendo desde la plaza principal, donde se alza una torre de 20 metros de altura que representa una chimenea de aquellas fábricas tradicionales, recubierta por miles de pequeñas baldosas de cerámica multicolor que complementan los motivos plasmados en la calle de la Cerámica y en la calle de las Arcillas.
Mosaico de fachada marinera en Calle de la cerámica
LA HISTORIA
Empezamos por visitar el Museo de la Cerámica del municipio, inaugurado en el edificio del Instituto de Cultura en el año 2012: un pequeño espacio que exhibe piezas tradicionales como platos, tazones, soperas, pocillos, objetos decorativos, fotos y herramientas y narra la historia de una tradición locera que comenzó en 1898, traída de Caldas, Antioquia, en el que llegó a ser el centro de producción de loza más grande del país a mediados del siglo XX. Después de la década de 1980 sobrevino la crisis, principalmente debido a factores como la industrialización y la apertura económica y al posterior conflicto armado que ha vivido el departamento y se hizo inminente el cierre de la mayoría de las locerías y empresas dedicadas a este oficio.
Diferentes aspectos de la exhibición
Sin embargo, las pocas que quedaron han resurgido; las grandes empresas se convirtieron en pequeños talleres a cargo de valerosos artesanos que creen con firmeza en su talento y ven en este oficio una forma de vida que le da identidad y sentido al municipio.
El museo en la actualidad se encuentra un tanto olvidado; en sus vitrinas se acumula el polvo y es evidente el deterioro. Hace falta voluntad por parte del gobierno municipal para mantener vivo este espacio, cuyo objetivo es comunicar a los visitantes la importancia de este oficio y de la tradición carmelitana.
Si les interesa conocer más de la historia, recomendamos ampliamente el libro*
Carmen, cerámica e iconografía, de Esteban Duperly y José Ignacio Vélez. Ed. Mesa Estándar.
ISBN: 978-958-53765-0-2
La importancia de la decoración
“En el Carmen históricamente no han existido procesos de modelado del barro a mano, ni tampoco con la rueda del alfarero, y mucho menos según el método ancestral del «rollo tinajero», que es un legado precolombino.
El origen de la cerámica carmelitana es republicano y salvo muy pocas excepciones obedece a procesos inventados durante la revolución industrial, que desde luego involucran herramientas. En particular la loza en El Carmen se ha hecho, y aún se hace, usando dos métodos: el torno de tarraja y los moldes. En ambos casos el objetivo es la reproducción serial e idéntica, y el resultado son formas predefinidas que suelen corresponder a funciones utilitarias. De ahí que, al menos en lo que toca o lo formal, en la cerámica carmelitana hablemos siempre de piezas que se ven iguales unas a otras y no de figuras únicas. La diferencia, el toque artesanal, la huella de la mano, está en la decoración”.
*Libro Carmen, Pág. 64
LOS GRANDES TALLERES DEL CARMEN
En nuestro recorrido, tuvimos la oportunidad de conversar con José Ignacio Vélez, diseñador industrial, artista y ceramista, quien desde 1986 ha estado acompañando la tradición de cerámica y ornamentación del municipio, enseñando y asesorando en desarrollo de producto y decoración a diferentes talleres del Carmen de Viboral.
Precisamente han sido las decoraciones, florales en su mayoría, las que han empujado el crecimiento de una nueva generación de empresas y talleres, como Renacer y Vivoral, lideradas por Nelson Zuluaga Quintero, quien fundó Renacer en 1998, después de trabajar en Cerámicas Continental -una de las locerías desaparecidas con la crisis-, y hace una década creó Vivoral Cerámica.
“En empresas como estas se mantiene la tradición de las decoraciones florales en vajillas con referencias reconocidas como Florelba, Mayoral Azul o Viboral, entre otras creaciones también con flores, además de diseños con color solo o con otros motivos naturales. En Renacer conservan diseños tradicionales y en Vivoral experimentan con un lenguaje contemporáneo”.
La más reciente adición a este grupo de talleres familiares es Carmen Experimental, donde se elaboran diseños más vanguardistas, para estar a la orden de las nuevas tendencias del mundo actual. Allí incorporan novedades que vienen de mundos particulares cuya idea es enriquecer y expandir la iconografía carmelitana. Tienen colecciones como Mondrian, que parte de lo geométrico, pero incorpora otros elementos ‘libres’, donde las decoradoras tienen más margen de acción, o Jackson Pollock, con trazos aleatorios y posmodernos, donde en medio del caos hay un patrón.
Izq.: decoradora trabajando en las pinceladas de la colección 'Jackson Pollock';
der.: otras colecciones con diseños contemporáneos.
De la mano de José Ignacio recorrimos los procesos semiindustriales de estos tres talleres (Vivoral Cerámica, Renacer y Carmen Experimental), que son los más grandes del Carmen. Allí, al igual que en la inmensa mayoría de talleres del municipio, se utilizan las técnicas de colado (moldes) y torno de tarraja para la elaboración de sus piezas; la decoración artesanal a pincel es elaborada completamente a mano exclusivamente por mujeres.
A diferencia de los talleres más pequeños, allí las quemas de bizcocho y esmalte se llevan a cabo en inmensos hornos de rodillos a gas que optimizan el proceso; es fascinante ver cómo por un extremo cargan las piezas ya decoradas y con esmalte crudo (en apariencia se ven blancas) y varios metros más adelante, tras una marcha lenta de varias horas por el túnel del horno, por el extremo contrario salen las piezas de su quema de esmalte, con sus diseños vibrantes y coloridos.
Arriba, izq.: piezas listas para entrar al horno de rodillos a la quema de esmalte;
Arriba, der.: el inmenso horno de rodillos y su marcha lenta hasta que las piezas salen al otro lado.
Abajo: piezas recién salidas de la quema de esmalte
En El Carmen de Viboral se utiliza la técnica de decoración denominada bajo esmalte, que quiere decir que una vez el bizcocho está listo, se decora y después se sumerge en esmalte transparente, lo que le da el vidriado definitivo.
Vajillas con diseños exclusivos de Vivoral Cerámica
Cada una de las decoradoras es experta en diversas “pintas” y sus hábiles manos lanzan las pinceladas sobre la pieza en bizcocho, un solo color a la vez, hasta que termina la tanda completa y empieza con el siguiente.
Sin lugar a dudas, la mujer es la protagonista de las decoraciones cerámicas del Carmen. El origen de los motivos florales suscita teorías diversas. Según José Ignacio, la iconografía carmelitana “proviene de fuentes extranjeras, de copias hechas a muestras traídas de otros países, de adaptaciones que fueron haciendo, poco a poco, las decoradoras sobre las pintas tradicionales y, en unos casos minoritarios, de interpretaciones o creaciones nuevas”.
Por su parte, los editores del libro Carmen, Cerámica e iconografía -cuya lectura recomendamos ampliamente para aproximarse a la historia, arte y diseño de la cerámica carmelitana- aluden a la clara influencia que representan las flores y los jardines de las casas del oriente antioqueño.
Platos con diferentes 'pintas' tradicionales de El Carmen
y algunos diseños nuevos de Vivoral Cerámica
ALFAHAR HOTEL
Etimología de ALFAHAR
ال (al-) significa "el" o "la" y فخار (faḫḫār) quiere decir "arcilla, cerámica". De ahí también: Alfar - alfahar escrita sin la hache al medio. Alfarero / Alfaharero - Fabricante de vasijas de arcilla.
Para cerrar nuestra visita guiada, José Ignacio nos llevó al Alfahar Hotel, que rinde homenaje a la tradición de El Carmen, en cuya recepción un enorme mural de azulejos en en azul cobalto narra la historia de la cerámica en el mundo.
Un par de fuentes en mosaico recrean algunas de las pintas más representativas de las vajillas y el restaurante hace gala de amplias columnas con azulejos decorados, a la vez que utiliza como menaje las tradicionales vajillas de El Carmen.
Las integrantes del colectivo con José Ignacio Vélez frente al mural
de la historia de la cerámica en Alfahar Hotel
La decoración en bajo esmalte y en mosaico se incorpora a diferentes elementos arquitectónicos del hotel
Cada piso de habitaciones del hotel tiene un hilo temático característico: en el segundo, el motivo son las hierbas aromáticas; en el tercero, flores; en el cuarto, árboles y en el quinto, pájaros. Cada una de las habitaciones tiene un motivo diferente y elementos constructivos como zócalos, dinteles y baldosas con una pinta distinta.
En el sexto piso hay una terraza con vista de 360 grados a los hermosos paisajes del municipio y una serie de paneles de azulejos que recrean en bajo esmalte los paisajes montañosos que se divisan al fondo, realizados por la artista plástica especializada en esta técnica, Estefany Marín Bermúdez.
Terraza del hotel:
Detalle de los azulejos en bajo esmalte realizados
por la artista plástica Estefany Marín Bermúdez, experta en esta técnica.
LUIS BERNARDO BETANCUR:
UNA LEYENDA VIVA
Visitamos un par de talleres más en donde fuimos recibidas amorosamente: uno de ellos fue el de Luis Bernardo Betancur, quien lleva más de 40 años en el oficio de trabajar la arcilla.
Su papá administraba una empresa cuando él era niño y él iba allá “a muñequear”. Jugaba con el barro y hacía figuritas y formas.
Creció viendo trabajar el barro. Fue decorador, modelador en torno y moldero en La Continental. En otra empresa trabajó en el laboratorio. Molían la materia prima en molino de bolas; aprendió a formular pastas y esmaltes. También hacían las fritas.
Luis Bernardo Betancur y su taller
Años más tarde fue a Campoalegre, Huila, a trabajar en una ladrillera.
Hace 10 años, junto con con José Ignacio Vélez, montó “El patio de la cerámica” y se fue para allá. Enseñó a fabricar moldes, llevó a una decoradora, a otra muchacha para que trabajara en el laboratorio y se dedicó a administrar. Trabajó en 5 empresas diferentes.
En su taller elabora todo tipo de piezas utilitarias, con diseños propios y también elabora piezas a la medida de las necesidades del cliente. Hace un tiempo acogió en su taller a Leo Lima, un artesano con amplia experiencia, originario de Guinea Bissau, quien llegó en la década de 1990 a trabajar en Eurocerámica.
Leo Lima con uno de sus diseños
LAS MUJERES DE CARMESÍ
Otra parada de la Ruta Cerámica por el oriente antioqueño nos llevó a visitar Carmesí, un taller de El Carmen de Viboral conformado únicamente por mujeres, quienes continúan con la tradición artesanal del municipio y a la vez incorporan a sus piezas pintas y decoraciones innovadoras.
Nancy Arbeláez nos abrió las puertas de Carmesí y de la mano de Leidy, una de sus decoradoras, vivimos una grata experiencia en la que pudimos utilizar sus pinceles y herramientas hechas artesanalmente y aprendimos algunas pinceladas que se utilizan en el Carmen para hacer las 'pintas' que caracterizan las coloridas y hermosas vajillas que elaboran.
Con Nancy y Leidy en la sala de exhibición de Carmesí
Practicando las pinceladas y trucos que aprendimos con Leidy en Carmesí
Te invitamos a escuchar en Spotify el episodio Mujeres en la tradición artesanal carmelitana de Entre Grietas Podcast, en el que conversamos con Nancy, quien nos cuenta la historia de Carmesí, un equipo de mujeres poderosas capaces de construir un sueño en colectivo.
Una vez que uno descubre las dinámicas de El Carmen, advierte que -literalmente- tras la puerta de un garaje cualquiera, se puede encontrar un taller.
Los hay de todas las características: más grandes, más pequeños; más precarios, mejor dotados, más o menos iluminados, con procesos propios o compartidos, pero todos, sin excepción, enaltecen con orgullo la tradición de un municipio que ha trabajado a pulso por convertirse en un referente de la decoración artesanal en vajillas.
Para todas nosotras fue muy emocionante tener la oportunidad de experimentar y vivenciar un territorio tan lleno de arcilla; conocer a todas aquellas mujeres que trabajan día a día con sus pinceles y pigmentos perpetuando la tradición decoradora de un municipio cuyo nombre trasciende fronteras y poder conversar con los dueños de los talleres donde se fabrican unas de las vajillas decoradas más hermosas que visten las mesas de muchos hogares colombianos y extranjeros.
Lectura interesante de referencia:
Ministerio de Cultura. Cuadernos del barro: El Carmen de Viboral