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  • Foto del escritorSofia Buitrago

Las posibilidades de crear


Las formas de experimentar la cerámica pueden ser infinitas, no solo existen muchas técnicas que se han desarrollado a través de la historia, creo que también cada ceramista ha creado desde su experiencia, sus habilidades y diferentes perspectivas una manera única de crear sus piezas y de encontrarse con sí mismo en el proceso.


Mi conexión con la cerámica nace a partir de la relación consciente entre el barro y la corporeidad, pues en mi caso la experimentación también se ha dado con el fin de entender la conexión entre las diferentes partes del cuerpo que están involucradas al momento de crear y la coherencia entre ellas para tener como resultado una pieza tangible y real.

La curiosidad y el deseo por aprender cada vez más acerca de este oficio me llevo a Dinamarca, país en el que la cerámica es parte importante de la educación en el campo del arte y de los oficios aplicados. Pasé un año y medio explorando no solo técnicas, sino también desarrollando proyectos, encontrando mis propias formas de trabajo y aprendiendo la manera en la que funciona un taller de cerámica.


Fue este lugar donde encontré una nueva posibilidad de crear: el torno.

Conocí a Lars Kähler, uno de mis grandes maestros y una persona clave para aprender esta técnica. Lars es un alfarero escandinavo de tradición, en su familia los saberes en cuanto a la cerámica en torno han pasado de generación en generación y verlo trabajar me maravillaba, despertó mi interés por entender y practicar la habilidad manual que se desarrolla para crear varias piezas con las mismas características en esta técnica.


Empecé por aprender la importancia de centrar las piezas, practiqué la forma base del cilindro y aprendí a hacer fichas técnicas con las medidas y las características de las piezas que quería tornear para de esta manera empezar a desarrollar memoria muscular y repetir la misma forma una y otra vez. En este proceso me di cuenta que para la creación es necesario involucrar la integridad del sentir, pensar y hacer, pues estoy segura que ese hilo conector le da un valor íntimo a los objetos creados y hacen que los procesos creativos sean coherentes.



Otro universo dentro de la cerámica que también ha hecho parte fundamental de mi formación como ceramista es el mundo de los esmaltes, entender cómo funcionan las reacciones químicas entre los minerales, los óxidos y las atmósferas dentro del horno es otra de las grandes posibilidades que existen para expandir el conocimiento y de estimular la creatividad, la metodología del ensayo y error es la mejor para explorar este universo que puede ser frustrante pero a la misma vez gratificante cuando los resultados empiezan a salir bien, como todo en la cerámica.



Todas las experiencias me han ayudado a descubrir un pedazo de mi esencia, el torno por ejemplo se convirtió en la base y en mi centro de creación. Las relaciones entre el trabajo con el barro y el cuerpo, los movimientos que deben hacer las manos, el aprender a controlar la presión y la fuerza con la que se trabaja, se constituyeron en el cimiento de mi proceso creativo.


La cerámica sigue despertando mi capacidad de asombro cada día con su infinito universo de posibilidades para explorar las formas, texturas, tamaños y colores.

Entender las maneras en las que este oficio gesta su vida por medio de los diferentes procesos a los que se somete, ha permitido traducir un conocimiento ancestral en una serie de transformaciones que tejen sentido y que se modelan según nuestras vivencias; que terminan siendo una manifestación íntima de la conexión entre el material y el cuerpo, ambos como creadores y ambos como resultado.



¿Desde tu perspectiva qué diferencia hay entre la cerámica colombiana y la cerámica en Dinamarca? EG


SB: Creo que hay varias diferencias, en un aspecto técnico-operativo una de las diferencias es que En Dinamarca se quema a temperaturas más altas y se trabaja el gres que alcanza casi los 1.300 grados, yo personalmente no conocí ningún ceramista que trabajara moldes en ese país, el torno es la tradición que se ha pasado de generación en generación y que por lo general es la técnica que más se desarrolla. Por otro lado, culturalmente hablando la cerámica en Dinamarca no está vista solamente como “artesanía” si no que al ser tan fácil estudiarla o acceder a ella, los daneses se han encargado de aplicarla en diferentes campos del diseño y le han dado un valor mucho más alto, también es mucho más fácil conseguir insumos y materia prima para hacer cerámica en ese país.


¿Cuál fue tu descubrimiento más valioso sobre los minerales en la formulación de esmaltes en Dinamarca? ¿Y qué retos te has encontrado al querer formular o reproducir tus propios esmaltes aquí en Colombia? EG


SB: La particularidad es que los esmaltes que utilizaba en Dinamarca ya venían mezclados fue el hecho de llegar a Colombia y darme cuenta que no era tan fácil conseguir este tipo de materias primas el que me hizo despertar el interés de empezar a desarrollar e investigar acerca de los esmaltes cerámicos. Creo que preparar esmaltes de por sí ya es todo un reto y aunque en Colombia se pueden conseguir muchos minerales, óxidos y demás a veces hay que reemplazar algunos que no se consiguen por otros y creo que ahí también está el reto de aprender para qué sirve cada uno, cómo se pueden reformular los esmaltes e ir aprendiendo en el camino.


EG ¿Qué sucede con tu cuerpo a la hora de tornear?


SB: Siento que tornear es tal vez uno de los momentos en los que más consiente estoy de mi cuerpo. Es cuando el sentir, pensar y hacer se unifican con el fin de volver tangible una idea y para lograrlo hay que prestarle atención a todas las partes del cuerpo que están involucradas. El pie en el pedal que regula la velocidad, los movimientos de las manos ejerciendo fuerza y presión, los ojos observando las formas que se van creando y al final creo que es increíble como una bola de arcilla que tuvo contacto con todas estas partes del cuerpo se transforma en un pedazo tangible del corazón y del alma de la persona que la creó.



EG ¿Qué le sugieres a los ceramistas torneros en cuanto al cuidado en la postura a la hora de tornear?


SB: Desde mi experiencia diría que una de las cosas más importantes antes de empezar a tornear es hacer calentamientos en las manos y en las muñecas, la postura para tornear puede ser incomoda y creo que cada ceramista va encontrando su propia forma de hacerlo, sin embargo, pienso que hacer pausas activas y a veces poner recordatorios para estirar la espalda, el cuello, la cintura es muy necesario e importante. Ponerle atención al cuerpo e ir haciendo ajustes según las necesidades de cada ceramista para así encontrar la forma más cómoda posible en el torno.



EG: ¿Qué implica la elección de producción en torno en el taller en cuanto a la construcción de tu propio taller?


SB: Las producciones en torno o las que se hacen en modelado manual que es otra técnica que combino con el torno se pueden demorar más que las producciones en moldes. Sin embargo, para mí personalmente las piezas hechas en torno tienen un valor agregado sin demeritar las producciones en moldes que también he utilizado porque cada proyecto requiere diferentes necesidades, pero siento que una producción hecha en torno lleva detrás muchos conocimientos y experiencia para tornear por ejemplo la misma forma de una pieza en una cantidad determinada o considerable.


Hacer producciones en torno implican tener paciencia de que las piezas estén en diferentes estados para poder trabajarlas, tornearlas, retornearlas, pegarles las piezas extra que deben llevar, la cerámica no es solo mi proyecto de vida del cual vivo, también es un pedazo fundamental de mi vida y es importante para mi ser coherente con mis procesos, mis formas de trabajar y sobre todo conmigo misma a la hora de construir mi taller, por eso el torno hace parte fundamental de esta misma construcción.


LES INVITAMOS A SEGUIR EL PROYECTO
DE SOFIA BUITRAGO

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